PENSÓ YO VIVIRÉ SIEMPRE SOBRE EL FUEGO
Pensó yo viviré siempre sobre el fuego y el sabor
de las abejas. El horizonte guía a quien guarda el secreto
de la nieve por encima de las huellas. Pensó yo jugaré
entre los huesos
y la imagen de san Pablo ajada
sobre la cal viva. El cielo nombra
a quien duerme en la playa sorda del fin.
Luego se quedó dormido
sobre el ombligo apagado de su madre,
dulce gato de fuego,
para no regresar jamás
a la hora santa de la carne.
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